sábado, 1 de junio de 2024

NUEVE AÑOS



Un día como hoy, 1 de junio del año 2015, temprano por la mañana abordé un vuelo hacia Puerto Rico. Fui a un país desconocido. A iniciar una nueva vida. Dejaba atrás a mi familia, amigos, mi país, mis costumbres y mi historia. Migrar es bello y también difícil, es como parirse a uno mismo y recrearse, amoldarse, aprender a encastrar, enfrentar desafíos inimaginables y descubrir capacidades y debilidades. Cada día es una aventura. En ciertos aspectos las expectativas se vieron superadas con creces, en otras la decepción fue la regla. Las cosas no son como uno imagina, ni uno responde conforme lo previsto. Así es la vida, migrando o no. Agradezco la enorme experiencia vivida, con lo bueno y lo malo, las alegrías y logros y también las penas y heridas. Todo contribuyó a mi crecimiento. No estoy segura ahora de volver a encarar algo semejante, porque tengo tres nietas que adoro y me necesitan y las necesito. Mi mayor ancla, mi raíz principal, ya no está. Mami se montó en una nube y se fue a la luna y me soltó. Pero ya me pesan años y mañas, y los afectos, la familia, adquieren una adherencia nueva e intensa. Quizás pueda viajar por diferentes sitios, por breves lapsos, pero no planeo mudarme lejos de mis dos ramas y mis tres retoños. Aprendí eso desde que regresé, en octubre de 2019. 9 años desde ese 1 de junio de 2015, y 4 años y 8 meses y medio desde mi vuelta.

Aprendí también que la vida siempre sorprende, que los proyectos pueden desmoronarse , y aparecer nuevos caminos no previstos, aun mejores.
Soy y seré, en el siendo, en el mientras tanto, un día a la vez.


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