MEDITERRÁNEO
Cuando ya no posees nada, cuando lo que no te han quitado lo tienes que dejar atrás, te constituyes en portador de memorias ancestrales y mensajero de denuncias. Familiares, amores, amistades y vecinos son cadáveres, presos, desaparecidos o fantasmas lacerantes agitando sus manos al despedirte.
Eliges intentar sobrevivir. Montas en el frágil bote y diriges una última mirada a la orilla que se aleja.
Tu único alimento es la esperanza.
Lo ignoras, pero al otro lado de ese mar que cruzarás, la esperanza no tiene cabida para tu piel oscura y tu pobreza, multiplicada por miles.
Publicado en
Huellas de la memoria, Antología de minificciones,
Brevilla, Revista Digital de Minificción,
Santiago de Chile, abril de 2024, página 194
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